"UNA BUENA TARDE LA TIENE CUALQUIERA"
Diferenciar lo bueno de lo malo, lo que está bien de lo que no lo está se basa en principios de la mente y, sobre todo, del corazón. Existe una innegable objetividad hacia el sufrimiento ajeno, se percibe desde el exterior viendo esas circunstancias que no las querrías para ti mismo. Esto debería ser suficiente alarma para valorar esa situación y sensibilizarnos ante ella de que estamos frente a algo negativo y definirlo con su etiqueta correspondiente del bien o del mal. Pero no basta con esa visión que lo catalogue externamente si se queda ahí y pasamos de largo con un leve resquemor que no vuelve a casa en modo dolor. Eso de ver, oír y callar es una defensa para evadirse con excusas de fuga de la realidad de quién piensa que no le afecta directamente y ha de permanecer al margen. Si sabes de primera mano (por tu propia percepción) que el mal está ganando y lo dejas vivir a sus anchas, ¿ qué parte es la más trágica?, ¿la que ejecuta o la que ignora? El dolor propio y el ajeno s...