"CUENTOS DE VERANO: LAECANNA Y ELANDRÉ SÍ PIDIERON LA VEZ"
Pasos pequeños, pero importantes, se han ido dando en estos últimos años hacia el camino de la igualdad entre géneros. Atrás quedan para muchos hombres el ir a la compra a por algún desavío y decir la típica frase: "despáchame, que tengo prisa, sólo quiero un par de mandaítos" y era inmediatamente atendido y aceptado por el resto de mujeres que esperaba su turno. Lo consideraban como un héroe que hubiera aceptado la petición de su parienta bajando al mundo de lo impropio de un marido y se justificaba por ser algo muy urgente y de última hora y por la mala memoria de su señora que siempre olvidaba algo. Laencanna y Elandré ya habían superado el reparto de roles entre ellos. Ambos se encargaban de sus respectivas obligaciones y no era necesario recordárselas. La compra la hacían juntos, no les gustaba pedirla por internet; eran muy minuciosos a la hora de elegir y allá que se iban, con su carrito de muchas ruedas, rumbo al mercado. Tenían sus puestos favoritos, los de toda la...