"EL GLOBO QUE EMPIEZA A DESINFLARSE"
Imagino, últimamente, que la vida es un globo que nace cuando llegamos al mundo, se llena en función de la cantidad de vida que nos acompañará en este camino. A mí, me perteneció uno enorme, tan grande que si no lo controlaba podía explotarse con tanta presión como lleno estaba. Ese aire era mi oxígeno y jamás me faltaba para respirar con tanta fuerza como la que derrochaba; inmediatamente se reponía. Nunca conocí el cansancio, era inagotable, mis sueños cortos y los días largos; con pocas horas me bastaban para estar a mi orden y reiniciarme mucho antes del alba. Capaz, incluso de unir días y noches en un insomnio de varias lunas que yo aprovechaba para crear, construir, adelantar, iniciar lo de tres días más tarde. Siempre por delante, nunca nada pendiente de la hora anterior. Era una máquina programada que no se desenchufaba, siempre conectada, siempre reponiendo lo gastado automáticamente. En mi trabajo, las correcciones estaban a primera hora de la mañana para devolverlas a ...