"EL CARNICERO DESPLAZADO" (Basado en hechos reales).
Hace muchos años, un tendero del entonces mi barrio, expresó, entre corte y corte de filetes, que su mayor alegría cuando recibía una visita (se refería a sus nietos concretamente...) la sentía en el momento de su partida. Volvían sus propiedades a sus manos y a su mundo expropiado durante los largos meses de vacaciones insufribles cuya misión o condena era distraerlos y que estuvieran, más o menos, contentos. Lo mejor vino después de su sentencia primera diciendo:¿ y cómo los voy a entretener si yo no sé cómo hacerlo conmigo?. ¡Si yo soy un aburrido y no me apetece divertirme! El carnicero en cuestión, sólo sabía hablar con los despieces de sus carnes ajenas mientras compartían su labor de prepararlos para que marcharan a la otra vida que les esperaba en algún plato con o sin compañía de unas salsas o de caída libre en plancha. Esos momentos placenteros se los robaban esas visitas obligadas de no sólo los lunes al sol. Eran dos meses completos de guardia y custodia de su mando de la t...